Cuando vi la receta del Círculo Dulce de Whole Kitchen para este mes, “pastel invertido de piña”, no me hizo ninguna ilusión lo de la piña en almíbar, es que no me gusta nada la fruta en almíbar. No sabía qué poner para sustituirla y como tenía naranjas, pues le puse naranja y también nueces. Las he puesto así, crudas, tanto la naranja como las nueces , y me temía que quedaran algo duras, pero después de cocerlas con el bizcocho, quedan estupendas. El resultado es buenísimo, la textura del bizcocho ha quedado perfecta y para que no todo sean flores, tengo que confesar que todavía no he logrado hacer caramelo. Sé que todo el mundo lo ve muy fácil, pero a mí no me sale, la prueba es cómo ha quedado la cobertura del pastel:
La receta es ésta:
PASTEL INVERTIDO DE PIÑA
Ingredientes:
Para el topping o cubierta:
60 gr. de mantequilla
80 gr. de azúcar blanca
80 gr. de azúcar morena
550 gr. de piña en almibar *
cerezas en almíbar para decorar
Para el bizcocho:
195 gr. de harina de repostería
2 cdtas. de levadura en polvo
1/4 cdta. de sal
120 gr. de mantequilla
200 gr. de azúcar
1 cdta. de extracto de vainilla
2 huevos
120 ml. de leche
* Hay que secarla muy bien y retirar el máximo posible de líquido, para que no humedezca el pastel en exceso.
Preparación
Para un molde de unos 23 cm. Horno a 180º
Colocamos los dos tipos de azúcar y la mantequilla en una cacerola pequeña y lo cocinamos a fuego medio durante hasta que todo se haya disuelto y adquiera una textura homogénea. Seguidamente lo dejamos cocer un poco más hasta que veamos que el azúcar empieza a caramelizar, unos minutos.
Seguidamente retiramos del fuego y lo vertimos sobre el molde que vayamos a utilizar, el cual previamente habremos engrasado, colocamos encima los trozos de piña y las cerezas en el centro, o cualquier otra fruta que vayamos a utilizar, y reservamos.
En el bol de nuestra batidora eléctrica batimos la mantequilla y el azúcar hasta que nos quede esponjosa y suave, una vez obtenida esta consistencia añadimos el extracto de vainilla y seguimos batiendo, continuamos añadiendo las yemas de los huevos de una en una, batiendo bien después de cada adición.
Mezclamos la harina, la levadura y la sal y la añadimos a la masa anterior, en tres veces, alternándola con la leche y batimos hasta incorporar todos los ingredientes.
En otro bol, batimos nuestras claras hasta montarlas y obtener una textura de pico firme.
Incorporamos las claras montadas a la masa, lo haremos en dos veces, y con la ayuda de una espátula la vamos integrando pero con cuidado de no batirlo en exceso.
Vertimos nuestra masa sobre el molde, alisamos la parte superior y la horneamos durante 50 minutos aproximadamente, o hasta que pinchemos nuestro pastel y veamos que nuestro palito sale limpio.
Una vez tengamos nuestro pastel horneado, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar dentro del molde, unos 10 minutos. Seguidamente lo desmoldamos y lo dejamos enfriar por completo.
En cualquier caso, con piña, con naranjas o con lo que sea, salga bien o no el caramelo de la cobertura, merece la pena hacerlo, porque está buenísimo, de verdad.
Y ya cuento lo último: hace días, me llamó la atención en el blog de Susana, uvas y queso saben a beso,una entrada en la que hablaba sobre la morcilla dulce. Cuenta que su abuela y sus hermanas son de un pueblecito de Soria y que ellas mismas la solían preparar en las matanzas que hacían cada año. En la vida había oído hablar de tal cosa, le comenté que me encanta la morcilla, y que me había sorprendido mucho esto de que la hubiera dulce. Pues Susana tuvo el detallazo de contestarme y perdirme mi dirección para mandarme una. A los pocos días recibí un paquetito con la morcilla envasada al vacío. ¡No tengo palabras! De verdad, es especialísima, exquisita. ¡Gracias otra vez, Susana! (me llegó al alma)