

Holaaaa…
sí, ya sé que me despedí por las vacaciones, que no os dejo comentarios aunque os “sigo siguiendo” y, aunque se supone que no volvía hasta Septiembre, olvidé el Círculo Whole Kitchen, y la receta dulce de cada mes, así que hago este inciso en mis vacaciones bloggeriles y os dejo la receta. He sido un poco cómoda porque la variación que le he hecho ha sido la cobertura, y es que le he puesto coulis de tomate, igual que en la receta que puse hace poco, de chupitos de tarta de queso, sólo que esta vez le he añadido virutas de chocolate.
Para hacer la BASE:
200 gr. de galletas
40 gr. de azúcar
120 gr. de mantequilla.
Tritura las galletas hasta dejarlas con una textura muy fina, y mézclalas con el azúcar y la mantequilla derretida hasta formar una masa compacta.
Colócala sobre el molde desmontable y presiona uniformemente sobre el fondo del molde, hasta obtener una capa de unos 3 cm. Resérvalo en el frigorífico.
Para el RELLENO:
1 kg. de queso crema
190 gr. de azúcar
35 gr de harina de repostería
5 huevos
80 ml de nata
1/4 cucharadita de ralladura de limón
1 cucharadita de extracto de vainilla.
Pon el el bol de la batidora el queso a temperatura ambiente, el azúcar y la harina. Bate a velocidad media durante unos dos minutos. Añade los huevos, uno a uno, batiendo después de cada uno y acaba añadiendo la nata, el limón y la vainilla. Mezcla todo nuevamente hasta conseguir que quede bien integrado. Cuidado con no batir en exceso.
Vierte la mezcla sobre la base que has reservado, y métela en el horno precalentado a 180º 15 minutos, ahora baja la temperatura a 120º, y tenlo más o menos 1 hora y cuarto, o hasta que esté firme.
Para el TOPPING:
He usado como cobertura COULIS DE TOMATE:
(Como era más cantidad, he puesto el doble de ingredientes que en mis chupitos de tarta de queso)
8 tomates , o 2 latas medianas de tomate entero pelado
8 cucharadas de azúcar moreno
60 gr. de mantequilla
2 hojas de gelatina
1 pizca de sal.
Cuece los tomates con la mantequilla, el azúcar y la sal, hasta que se haya evaporado el agua. Cuélalo y añade la gelatina, previamente puesta a remojo en agua fría. Disuélvelo bien y viértelo sobre el relleno de la tarta. Déjalo enfriar en el frigorífico por lo menos 6 horas, mejor toda la noche, porque de un día para otro la tarta estará con mejor firmeza y sabor.
A la hora de servirla le he puesto por encima virutas de chocolate negro. ¡Buenísima!
Bueno, después de este inciso, sigo con lo mío…